viernes, 20 de mayo de 2016

Las máquinas en turismo


Viendo que el efecto 2000 no nos rompió los ordenadores ni los microondas, nos pusimos como locos a comprar teléfonos móviles, modernizar todo lo posible en casa, más tarde adquirimos tablets, i-pods, e-books, portátiles, de todo lo que funcione solo y con batería, para poder sacarlo de casa, o tumbarnos en el sofá con algo entre las manos que no implique casi ni pensar.

Pero la tecnología es… regular na más. Ya se vio con el desarrollo industrial, ¡una máquina que trabaja como diez hombres! Qué maravilla, qué gustazo, qué comodidad… Que me sobran entonces diez hombres, diez sueldos menos. Qué maravilla, qué gustazo, qué comodidad…

Y en eso seguimos, ahora ya no es una máquina que trabaja como diez hombres, es que ya lo hacen todo. Sí, todo, y cada vez lo vemos más a menudo y no nos ponemos nerviosos. El estanco una máquina en el bar; el cocinero un robot de cocina; las agencias de viaje una app en el teléfono; cada vez más máquinas, cada vez menos humanos. Llamas por teléfono a una empresa, sale una máquina que te pide que marques números. Mañana sales a la carretera y ves coches sin conductor, llegas al hotel y te atiende un dinosaurio con traje de botones, vas al bar y hay un robot que te pone las cañas con acento a elegir.

El turismo es el sector que más está acogiendo/sufriendo/aprovechando esta situación. En abril se realizó la I edición del Spain Tourism Tech Week, que reunió en San Francisco pymes españolas desarrolladoras de tecnología para el sector turístico, con la intención de poner en marcha el entorno tecnológico más dinámico del mundo, con iniciativa formativa y comercial.

El sector dominante en la actividad comercial en la web es el turismo, con agencias de viajes, operadores y apps que hacen casi el 21% del volumen de negocio. Transporte aéreo y prendas de vestir completan el podio, con unos lejanos 13 y 6% de volumen respectivamente. Este dominio e importancia, hace que sufra un riesgo muy alto de robotizarse. Ahora bien, ¿es la robótica un entretenimiento o puede llegar a ser un sustituto del empleado? Incluso se plantea otra cuestión: ¿puede generar más puestos de trabajo?

Hay tantas opiniones como personas, obviamente. Los que temen, sólo lo ven como sustitutos, los que no, los ven como una mejora en sus establecimientos. Pongamos un ejemplo claro y conocido: Mario. Por el nombre ni yo sé quién es. Pues Mario es el robot del hotel belga que realiza varias funciones en varios departamentos. Al hablar 19 idiomas lo hace perfecto para recepción, pero es que en los banquetes y reuniones, sirve como lector automático de presentaciones, o similares. De forma que sobran recepcionistas y ayudantes de sala. ¡Pero sorpresa! Resulta que es tan bueno, que el hotel es un éxito y necesitan contratar más empleados para “ayudar” a Mario en los servicios que no él (por ahora) no presta. Como jefe de recepción o cocina. Por cierto, ha logrado el título de «primer humanoide en un hotel europeo». Mario constituye la prueba de que el turismo corre un riesgo de automatización del 86,7%.

«Todavía estamos explorando las posibilidades de la tecnología, cada día descubrimos algo nuevo, esto es sólo el principio de la introducción de los robots en el sector», según el director general del Ghent Marriott Hotel, Roger Langhout, durante una de las conferencias celebradas en ITB Berlín este mismo año.

Por otro lado, siguiendo el hilo de la tecnología, el presidente de la Asociación Española de Expertos Científicos en Turismo, Eduardo Parra declara que el gran desafío del sector será adaptarse a la transformación digital y a la tecnología. “Todo lo relacionado con el concepto smart, es decir, lo que nos permite estar muy conectados tecnológicamente, será una de las grandes claves. En los próximos años la búsqueda de soluciones rápidas será fundamental”, advierte.

Las gafas de realidad virtual son claro ejemplo. Ya mismo existe la opción de ver otros países y horizontes nuevos a través de estos aparatos. ¿Hacia dónde vamos? Va a llegar un día en que los hoteles, restaurantes y espacios turísticos estarán llenos de robots con cámaras de vídeo que retransmitirán en riguroso directo todo lo que les rodea para que lo podamos ver tumbados en casa, tan tranquilos. Y si nos parece aburrido, pues ni mandamos el robot de turismo. Ponemos las gafas en modo histórico y nos rodeamos de cavernícolas de la era paleolítica para hacer togloturismo en casa.

Lo que habrá que ver…
 

jueves, 12 de mayo de 2016

Nuestros peores enemigos, listos y corruptos

Que no nos engañen más, sólo pedimos eso. Esto no puede seguir así, no es viable que los políticos de turno nos digan que no gastemos, que debemos ahorrar más y que paguemos más impuestos. Bueno, viable es, porque lo permitimos, pero es que viendo lo que hacen ellos con nuestros esfuerzos es para ir a donde estén (iba a poner a sus puestos de trabajo, pero lo mismo los pillamos vacíos) y exigir explicaciones. Nos aprietan cada vez más pero diciendo que no, que no es su culpa, que es la economía, los mercados, la Merkel, un intervalo necesario entre dos buenas épocas, la vivida y la que está por venir, que estamos a un paso. Que no queda nada, que un esfuerzo más. No salgas a viajar tan lejos, quédate en una casa rural. O un hotelito baratito. Si es posible no evites gastar, pero gasta poco, que luego no hay para pagar impuestos y eso no está bien. Hay que gastar porque sin gasto, no hay nada que trincar. Porque no me diréis que estáis pensando que el que venga después no va a hacer lo mismo. Igual que lo hizo el de ayer, lo hará el de mañana. No conozco país sin corrupción. España es un gran país. Estamos en la Champion League de la corrupción. A nivel global, generalizado y tan extendido que nadie se asusta. Calcula cuántos días al año no hay alguna imputación o escándalo financiero. Con los dedos de la mano de un manco los puedes contar. Todos, todos, todos, están en el ajo. Por eso nadie dice nada. ¡El día que alguien tire de la manta, resultará que hasta yo tengo dineros en Panamá! Esa es otra, Panamá… Los que saben de esto predicen dos años de bonanzas gracias al turismo. Así que seguro (segurísimo) que el ministro destinado al turismo, el Sr. Soria, estará súper concentrado en aprovechar al máximo el tiempo que le pueda quedar (me da igual si cuatro días o cuatro años) para elaborar planes y medidas para que en esta época de vacas gordas se utilice para renovar la oferta turística e internacionalizar las empresas. Se prevé que la temporada 2016 marque un nuevo récord en visitas de turistas extranjeros. Desgraciadamente, se han de tener en cuenta los problemas que afectan al resto de países africanos del Mediterráneo con los que competimos en turismo. Sus problemas se convierten en nuestras oportunidades. Habrá que saber aprovecharlas, puesto que se espera superar los 70millones de turistas extranjeros este año, y eso son muchos cuartos. Supongo que los que mandan ya se habrán dado cuenta y estarán en sus despachos frotándose las manos. Sería el mejor momento para aprovechar la liquidez y la demanda para que administración pública y empresarios se pongan de acuerdo y expriman destinos turísticos a través de renovarlos en vez de sacar el máximo dinero posible para fines personales. ¿Seremos capaces entre todos de hacer algo bien aunque sea sólo una vez? No sé quién lo dijo, pero es bien conocida la frase “nuestros peores enemigos aquí no son los ignorantes y los sencillos, aunque crueles; nuestros peores enemigos son los inteligentes y los corruptos.” Y aquí no diría yo que inteligentes, pero corruptos, a patadas. A patadas hay y a patadas habría que tratarlos.

miércoles, 4 de mayo de 2016

El turismo gay es guay

Seguro que me meto en líos porque esto está sembrado de tópicos, pero al lío, el turismo gay es guay. Sí, guay, no porque el Pink Money sea mejor que otro, sino porque es dinero. Es que nos hartamos a decir que sí, que queremos turismo y divisas y que nuestros hijos, familiares y amigos trabajen, pero no de cualquier manera. Eso está claro, no tenemos que humillarnos por un plato de comida, pero es que esto no es humillación. Es agradar al público y ofrecer nuestros mejores rincones y actividades para que se sientan felices, para que estén a gusto y puedan disfrutar de nuestra ciudad, pueblo o aldea. De nosotros, con nosotros. Pero no porque sean así o asá. Sino porque son personas que vienen a vernos porque están interesadas en nuestro ambiente. Y nunca mejor dicho. El establecimiento gay friendly no es que se suba a la ola de la moda. Tampoco ha de ser obligatoriamente regido por alguien de la comunidad LGBT. El establecimiento que se postula como gay friendly, tiene algo más que ofrecer que una bandera multicolor en la puerta. Ofrece un lugar de amplia aceptación social. Que no es poco. Estos establecimientos son todos. El turismo se ha volcado con esta comunidad y hace de todo para que se sientan atraídos y felices (evitando la palabra integrados, por razones obvias). Hay incontables empresas dedicadas casi en exclusiva para tales fines, agencias de viaje, hoteles, cruceros, bares, clubes, hasta aerolíneas crean programas exclusivos para el sector. Todos con campañas de publicidad dirigidas específicamente al público homosexual, creando nuevas líneas de mercado y abriendo nuevas oportunidades.
 
Se han creado nuevas formas de atracción a través de nuevas actividades, nuevas festividades, que atraen, y de qué manera, al turismo homosexual. Conciertos, conferencias, marchas, desfiles, festivales, eventos en definitiva, que han surgido para satisfacer a un nuevo perfil de demandante.
 
Tal vez hasta se sobrepase el límite, pues se han creado los Gay Games y los World Outgames, entre otros. De esta forma, imagino, pueden declarar su sexualidad abiertamente y vivir amando al deporte sin consecuencias mayores. Porque desgraciadamente, un deportista de élite (digo de élite porque tiene más repercusión mundial) no se siente aún apoyado por la sociedad como para publicar su homosexualidad. Aún hay que seguir peleando para que estas actividades no sean excluyentes. Ni para unos, ni para otros.
 
Si miramos los destinos favoritos o los principales destinos gay del mundo, nos llevamos una sorpresa. Son ciudades tan raras para hacer turismo como Nueva York, Berlín, Barcelona, Mykonos, Río de Janeiro, Venecia… Pues claro que son las ciudades elegidas, como para cualquier persona. Porque el gusto a las cosas bonitas, en el fondo, es el mismo para todos. Es cierto que estas grandes ciudades turísticas están más que acostumbradas a recibir público de lo más variopinto, así que aceptan a cualquiera que quiera ir a pasarlo bien, a conocer nuevas culturas o simplemente a ver nuevos horizontes. Esa apertura de mente es la que hace que decidan ir a estos destinos abiertos en relación a la orientación sexual o identidad de género; se sienten más seguros. Sí, seguros, porque hay tantos lugares donde no se acepta la diversidad, que surgen problemas de discriminación sexual, al igual que la racial o la religiosa.
 
Este público, a la larga podría conseguir lo que todos deseamos, la desestacionalización del sector. Grandes eventos a lo largo de todo el año. Además de lo que significaría en términos económicos y en puestos de trabajo directos e indirectos. Tal vez sea esa la razón de la aprobación de las bodas gay, para hacer caja en banquetes, celebraciones, despedidas, salas de fiesta, tiendas de ropa, agencias de viaje, y mil negocios más que rodean a este servicio. Pero claro, no creo que ningún político pensara que esto pudiera ser bueno para la sociedad en general y para la economía en particular. No, no puede ser, será una simple coincidencia. Pensar en el bien común, que iluso.